LA MUERTE SEGÚN PHILIP ROTH. Por Guillermo Mas Arellano
LA MUERTE SEGÚN PHILIP ROTH Guillermo Mas Arellano Philip Roth es, probablemente, el último gran autor trágico de Occidente. Célebre por su vertiente más carnavalesca, en libros como El lamento de Portnoy (1969) e incluso El teatro de Sabbath (1995); en las primeras novelas protagonizadas por su alter-ego, Nathan Zuckerman, esa “creación definitiva de espejos del yo”; se eleva como el mayor discípulo contemporáneo de Sófocles, si bien influenciado por F. Scott Fitzgerald y Saul Bellow, en la parte última, mucho más crepuscular que festiva, de su carrera. Roth es un autor solar, viril, centrado en realizar una crónica moral de su generación, de su patria, atendiendo especialmente a dos nociones con las que polemiza, si bien reverencia, con rastros de rebeldía y respeto entremezclados: la tradición y la paternidad. Su Pastoral Americana (1997) es comparable a El Gran Gatsby (1925) en cuanto que Gran Tragedia Americana; y La mancha humana (2000) es, junto con Desgracia (1999), de Co