FUGA AL PARAÍSO. Por Frank G. Rubio

FUGA AL PARAISO


Por: Frank G. Rubio





 


Ha llegado el momento de que las mujeres tomen el poder...Únicamente nosotras tenemos fuerzas para seguir adelante. Piensa en ciudades pobladas únicamente por mujeres, en parques y calles repletos de mujeres...

J.G. Ballard




   Tenía 64 años Ballard (1930-2009) cuando publicó esta novela que hoy no habría podido ver la luz. Cierto que como novela deja que desear pero su “mensaje”  a pesar de todo no puede ser más contundente e incisivo con relación al feminismo y al ecologismo. Estos fenómenos ideológicos, meras fantasmagorías endebles intelectualmente, son hoy virales...sírvame esta obscena figura; construcciones virales, fácilmente configuradas como seducciones del siglo por los magos negros del marketing político, convertidas con el paso de los años en “intangibles” de una sociedad, la occidental, donde lo funesto comienza a presidir todas y cada una de sus manifestaciones. No sólo las literarias o estéticas, también las políticas, sociales y sanitarias. Pensemos que han transcurrido casi 30 años desde su publicación y su lectura asume hoy otro rostro. 

   La responsabilidad de un izquierdismo infantil, gregario, insano, de corte epiceno e inclusivo, patrocinado por los nuevos entornos corporativos transnacionales, es muy intensa. No todo es, como nos atruena tanto cretino desde los setenta, consecuencia del “capitalismo”. Ente de ficción, o hiperstición, convertido desde hace casi 150 años en deus ex machina al que atribuir todo tipo de desgracias, dolor existencial o injusticia. Un aciago demiurgo al que apelan sin recato, entre otros, Los Tres Chiflados: Zizek, Alan Moore e Iain Sinclair. El comunista que vivió la pandemia como horizonte de oportunidad para su dictadura favorita, AM “el mago” y el hombre que descubrió durante el Covid que su vocación meta-carnavalesca era el uso significado de la mascarilla.

   Desde el comienzo Ballard deja claro que la aventura insular de sus personajes, que marchan mar a través hacia unas islas perdidas en el océano Pacífico bajo dominación francesa, con la finalidad de salvar de la extinción unos albatros, es solo una excusa para configurar un microcosmos donde poder analizar y deconstruir tanto el ecologismo como el feminismo. Un joven buceador, fascinado con la figura maternal arquetípica que encarna una científica madura que ejerce, como el reverendo Jim Jones (1931-1978) hiciera en la Guayana, un liderazgo mesmérico, resultará vector básico narrativo; desde el cual asistiremos al nacimiento, desarrollo y crepúsculo de una utopía verde, vegana y matriarcal. ¡Cthulhu acecha! 

   La utopía deviene distopía, el veganismo transita a canibalismo y la madre solar / botiquín adquiere pronto actitudes amenazadoras y colmillos. Una sátira cruel que se muestra como periplo surreal y absurda farsa genocida. 

   La sombra de la amenaza nuclear ha sido relevada por un temor difuso a la extinción biológica y la necesidad / necedad de postular “otro mundo”, organizado en torno a la ecología y las fantasías feministas. Paladeamos ya ese no-lugar en formatos grotescos, calificados presuntuosamente como disfóricos por charvacas de garrafa con credenciales universitarias.

   Un autor comedido hubiera reducido el texto a 150 páginas, nos hubiéramos encontrado entonces con una novela corta de calidad notable bien trabada y eficaz. Pero el formato escogido se vuelve espeso para el lector cuando, tras un excelente inicio de casi más de cien páginas, el ritmo se altera y la narración se estanca. Al autor no le interesan ya apenas sus personajes: los hace desplazarse de manera caótica a través de sus relaciones y se obliga a erradicarlos sin contemplaciones, para mejor así sumergirlos. 

   Un aroma a Melville (1819-1891) envuelve la lectura, siendo la doctora Bárbara sosias del capitán Acab... y reflejando el personaje central al adolescente eterno, un Ismael con síndrome de Estocolmo. Su peripecia exterior muestra sutilmente la deriva hacia una masculinidad terminal, de corte lunar, en un horizonte de locura característico de los lugares cerrados y sin memoria que son las utopías. 

   El microcosmos elaborado, en proceso de veloz descomposición tanática, sólo encontrará solución de recambio en una intervención militar aerotransportada...


Tal vez el futuro pertenezca a la magia y somos las mujeres las que controlamos la magia... 


 

 

 


 


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