METÁSTASIS

Autor: CENTRO DE ESTUDIOS DE LA ESTULTICIA MEDIOAMBIENTAL  (CCEM) 

La humanidad en su conjunto es la gigantesca muestra de laboratorio del experimento de control global del comportamiento humano que busca establecer patrones previsibles de conducta. La muestra se analiza y se actúa sobre ella no como una entidad única, inabarcable, sino como diferentes realidades fraccionadas. Los Estados siguen siendo las estructuras definidas con mayor claridad sobre las que actuar. El hipnotismo ejercido sobre las masas se ejecuta una vez adaptado a las características específicas de cada objetivo.

En 2004 eligieron a Zapatero, un fanático de inteligencia límite. El 11M fue preparado con precisión, la reacción de los españoles había sido definida de antemano, faltaba el detonante que provocara la precipitación de los tóxicos previamente vertidos.

El acoso sistemático empuja a la víctima a convertirse en su propio verdugo, a la destrucción de la persona, en ocasiones al suicidio. El “relato”, la historia que los otros inventan sobre la víctima, una vez interiorizado se convierte en resorte que puede ser activado a voluntad del instigador.

 

En España viene actuando desde hace tres siglos una fábula de autodesprecio y negación inducida, en ocasiones con gran virulencia y con periodos de latencia. La transmisión a lo largo del tiempo de una historia determinada solo se puede producir desde la existencia de unas élites que la difunden y la trasladan a las siguientes generaciones.

 

Las élites de un país son por definición el destilado más elaborado y vigoroso de la sociedad de la que surgen. Un Estado produce élites cuando existe una clase dirigente identificada con el propio país y formada en el respeto a su tradición y valores esenciales.

 

Eso no ocurre en España donde la propia esencia de lo español es puesta en duda y su tradición y forma de vida negada una y otra vez incluso por aquellos que supuestamente pretenden regenerarla (luego debe estar degenerada): “España es el problema y Europa la solución”.

 

El sustrato ideológico-imaginario de las falsas élites españolas (no son élites por no ser españolas) se sostiene en el “relato” de la incapacidad de los españoles, su atraso ancestral y su querencia por las supersticiones, taras que deben ser corregidas. Ese relato tiene su origen en la ocupación del Estado por las falsas élites importadas de Francia que inoculan la ecuación progreso igual a destrucción de la esencia española, esencia mala en sí misma y fracasada que debe ser rectificada por la acción ilustrada de la casta importada a la que se van incorporando los elementos más ambiciosos y sumisos de la vieja estructura de poder.

 

La ecuación sigue funcionando y se sigue inoculando, si cabe con mayor virulencia, en la sociedad española como formidable herramienta de poder que divide y debilita a los españoles. El racismo sabiniano y la extorsión sistemática del catalanismo son excrecencias de gran utilidad que “prueban” el fracaso de lo español y la necesidad de dejar de serlo para alcanzar el éxito como sociedad.

 

El PSOE fue el partido elegido para ocupar las instituciones, corromperlas y someterlas tras la muerte de Franco y reconducir a la sociedad española al sometimiento y la división. Los sucesivos gobiernos de Sánchez aceleran el auténtico proceso del que el “Prusés”, al servicio de las falsas élites corruptas del catalanismo, no es más que el punto de partida.

 

La metástasis es el Gobierno de España.